Women and HIV criminalisation(Google translation – For the original Spanish version, please scroll down)
By Roberto Guzmán
Despite the fact that HIV infection has no cure, it has now become treatable and mortality has fallen. HIV has become a chronic disease with a higher quality of life and life expectancy. However, social perceptions have not significantly changed and HIV transmission and its gender-implications are still the cause of associated stigma and strong discrimination throughout the infection process and have become a major obstacle for prevention and medical care.
If a woman lives with HIV, her discrimination inhibits personalization of the risks for fear of distrust or of criticisms in her social environment, a situation that reduces the possibility of negotiating preventive measures and undermines her willingness towards her partners, by limiting a systemic diagnosis, by not wanting to share her results and her new life condition and by increasing the probability of not being able to seek treatment for its control.
Although the infection rates in this sector remains stable, women who contract HIV today continue to be ostracized, not only by their own families but also by their communities. They are expelled from their homes or rejected by their spouses to live in terror or to suffer violence, even to be deprived of life as if they were criminals.
If our Congress intended to apply a criminal law to the exposure and transmission of HIV as an outlet for this, perhaps its decree resulted from a well-intentioned desire to protect them in response to a legitimate concern for its rapid expansion. But continuing to allow society to criminalize them, does not foresee the emergence of new transmissions or reduce their vulnerability to the virus, on the contrary it would hurt them rather than help them, by having a negative impact on public health needs and the protection to their human rights. Continuing to criminalize them also does not protect them from sexual violence and rape, nor from unwanted pregnancies, on the contrary, it increases the risk of “secondary criminalization” when rape survivors infected with HIV could be persecuted for a possible exposure and transmission to their babies or their partners.
I believe that instead of responding to HIV by raising fears or laws, a human rights approach would emphasize protecting the dignity of all of them by creating conditions for free and informed taking of their health and life.
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EL CIELO DE LA OPOSICIÓN
Por Roberto Guzmán
La mujer y su criminalización por VIH
Pese a que la infección del VIH no tiene cura, hoy se vuelve tratable y disminuye su mortalidad al tornarse crónica y con mayor calidad y esperanza de vida. Sin embargo, los cambios en la percepción social que aún continúan son menos significativos ya que su transmisión y sus implicaciones respecto al género son causa de un estigma asociado y motivo de una fuerte discriminación en los distintos ámbitos del proceso de la infección al volverse obstáculo importante para la prevención y su asistencia médica.
Sí una mujer vive con VIH, su discriminación inhibe la personalización que tiene frente al riesgo por miedo a generarse desconfianza o crítica en su entorno social, situación que reduce la posibilidad de que se negocien medidas preventivas y el socavar su predisposición con sus parejas, al limitar su detección sistémica al no querer compartir su resultado y nueva condición de vida y la probabilidad de no poder buscar tratamiento para su control.
Pese a que la tasa de infección de este sector permanece estable, las mujeres que hoy contraen VIH continúan siendo condenadas a un ostracismo, no solo por sus propias familias sino por sus comunidades que las expulsan de sus casas o al ser rechazadas por sus cónyuges teniendo que vivir aterradas o sufrir violencias, incluso ser privadas de la vida como si fuesen criminales.
Si nuestro Congreso tuviera la intención de aplicar una ley criminal a la exposición y transmisión del VIH como una salida a esto, quizá su decreto resultaría un bien intencionado deseo por protegerlas como respuesta a una preocupación legítima por su rápida expansión. Pero el continuar permitiendo que la sociedad las criminalice, no prevé la aparición de nuevas transmisiones ni reduce con ello su vulnerabilidad frente al Virus, al contrario las perjudicaría más que ayudarlas, al lograr un impacto negativo en las necesidades de salud pública y en la protección a sus derechos humanos. El seguir criminalizándolas tampoco las protege de la violencia sexual y la violación, ni de los embarazos no deseados, por el contrario, aumenta el riesgo a una “criminalización secundaria” cuando las sobrevivientes de violación si fuesen infectadas por VIH pudieran verse perseguidas por una posible exposición y transmisión a sus bebes o a sus parejas.
Considero que en lugar de responder al VIH generando temor o leyes, un enfoque de derechos humanos pondría énfasis en la protección a la dignidad de todas ellas al crearse condiciones para la toma libre e informada en relación a su salud y su vida.